Hace unos días por razones de trabajo, llevé un grupo de niños de un sector rural a un paseo por la ciudad.
Estuvimos en el zoológico, la mayoría ya había estado ahi, seguimos por la Universidad de Concepción y ellos no lo podían creer( yo no lo podía creer, hay gente q aun se asombra), la dimensión de esta Universidad, cada día más construida, era para ellos impresionante..
Desde el mural que relata la historia de América Latina, la América embarazada de trigo y de frutos hasta la laguna de cisnes que les hizo pensar q eso ya era otro lugar de nuestro paseo.
Seguimos por la Costanera y nuestro Bio Bio, que les pareció tan grande( y lo es),que gritaron ¡¡el mar!!, entonces surgieron las bromas, entre los que conocían y no. ¿Y porque no podría ser el mar? pero los sueños también llegan y el día dijo adios cuando nos encontramos con la desembocadura del rio en el mar, con la primera ola, antes de la corriente y luego con la arena que se entromete en los zapatos y el ruido que estalla contra ella y el viento.
Puede parecer una anécdota sin importancia, sin embargo para mi fue algo bello que sucedió ese día, unos ojos sorprendidos, entusiasmados, curiosos.
Aveces las cosas tienen sentido y los días dan las gracias....
