Mis harapos se quemaron envueltos en el sol
no supe como llegué hasta allá
ni supe cuando fueron alas
recuerdo que mientras los vestía
escuché voces profundas
y mis ojos fueron trigo
y mis manos fueron savia
Hoy me desprendo del último harapo
lo dejo en esta hoja tibia de la memoria
lo arrojo en la contienda de mi inventario
El ángel harapiento me velará
de vez en cuando
para torcer nudos
en las palabras de mi poema,
recordarme que ya no seré la misma
y abrigar conmigo la ternura de lo que anhelo
Esta noche dormiré de cubito a mi vida
en el aroma de la ropa recién lavada
mañana estrenaré zapatos
y caminaré orgullosa sobre los adoquines y el viento
Este poema lo escribí el domingo en la noche, mientras viajaba desde Santiago a Concepción.Estuve en la Feria del Libro, lo que siempre es un agrado, no sólo por la inmensidad de libros que allí se encuentran y las ponencias interesantes q es posible escuchar(entre ellas Armando Uribe Arce), sino también por el encuentro con los amigos.Lo mismo sucedió cuando estuve en la Feria del Libro de Punta Arenas, donde asistí como invitada.El ambiente que allí se genera de camaradería es muy estimulante para regresar inspirada y prolífica a la escritura. En esa oportunidad sentada frente al mar en Puerto Montt, esperando la hr de combinar mi bus a Concepción escribí otro poema...En ambas Ferias estuve con mi amigo Alejandro, con quien me trenzo en unas discusiones sin salida porque nuestra forma de ver la vida es muy distinta, pero curiosamente esa diversidad no ha sido impedimento para respetarnos y siempre es un agrado reencontrarlo. Y Pancho, el uruguayo de los ojos tristes y los bolsillos rebalsados de sueños, con quien comparto un café al caer la tarde y me transformo en una monologante increible y él me escucha y se divierte con las brutalidades q se me ocurre pensar, hacer y decir, con su gran bondad y a su ritmo (tan uruguayo!)
La amistad para mi vida se transforma cada vez más en algo vital, el despojarme de los harapos y creer en la esperanza, en cargar los dolores sin pesar, se lo debo en gran parte a mis amigos. Ellos son los que muchas veces apaciguan mi espiritu y con la mezcla de intensidad q cargo, sale un buen poema y se liberan las penas. Cómo no mencionar a mis amigas Patty y Loreto L cuyos oidos no tienen censura y a Mirti quien junto a la ya mecionada Loreto L me acogieron con tanto cariño cuando colapsaba antes de viajar, por una q otra responsabilidad poco compartida que ahora no quiero ni recordar. Ellas me tomaron, me invitaron a un rico queso y vino y me dejaron arriba del bus en paz. Y mi amiga Mimi con quien tengo una relación q va y viene, que a ella le cuesta entender...pero estoy segura q sabe que la quiero mucho y q ya forma parte de mi familia y lo digo , porque con la familia uno se pelea, pasa periodos sin verse, tal vez de incomunicación, pero los lazos nunca se disuelven, porque la sangre no se borra. Ella tiene el don de emocionarme cuando me tiende una mano, porque estupidamente me cuesta mucho pedir ayuda, entonces entiendo que lo q ue nos une es mucho más fuerte que todas nuestras diferencias( ups, lo escribo y me emociono) por las que nos ha llevado la vida. Anoche vinieron a mi casa, mis queridos Pato y Loreto C, con ellos nos une una complicidad única. Nos faltan los minutos, las horas, los momentos para alcanzar a conversar, a decir, a confiar, a reirnos, sobre todo de nosotros mismos, mirarnos y captar al hueso nuestras evoluciones...
